La respuesta formal al programa y al conjunto de circunstancias espaciales se traduce en la generación de un acondicionamiento propuesto a partir de la generación de un “bosque” interior que organiza los espacios a partir de pieles y texturas que intentando hacer llegar la idea de la luz exterior a todas las zonas del espacio funcional interior aleja la idea de los despachos cerrados de los huecos de fachada y utilizando elementos traslúcidos, transparentes, provocan un juego interior que transmite a los usuarios la sensación de diafanidad y de contacto con el exterior. La metáfora de “bosque” se adapta perfectamente al concepto programático de las dependencias administrativas previstas. Todo el local en su tortuoso perímetro interior se trasdosa a partir de unos armarios-archivos que se tratan exteriormente con paneles de madera texturados, prensados y coloreados con anilinas, participan en el conjunto de esa sensación de “bosque” entramado previsto. El claro del “bosque” incorpora un espacio de relación y área de descanso en todo el conjunto participando igualmente del espacio de acceso y recepción. El acondicionamiento del local se muestra únicamente al exterior a través de los huecos vacíos preexistentes en el edificio original. El “bosque” interior sale a la ciudad a partir de pieles acristaladas tratadas con vinilos impresos que muestran texturas y sombras de carácter natural con lamas de pino cuperizado y proyectan igualmente al exterior los espacios de acceso y áreas de dirección del local acondicionado.